1. CALLUM Y HARPER
La vida apesta para los huérfanos Callum Tate y Harper Bailey.
Expulsados de sus hogares de acogida porque sufren la “enfermedad de tener dieciocho años” con nada más que un cheque de cien dólares por parte del gobierno y una palmadita en la espalda, se ven obligados a depender de un sistema que les ha fallado miserablemente.
Así que ellos se sientan. Se sientan dentro de la oficina de Servicios Sociales, esperando que sus trabajadores sociales digan sus nombres y les ofrezcan el milagro que saben nunca llegará pero se sientan de todos modos porque no tienen otro lugar a dónde ir, ninguna otra opción en sus muy literales y figurativos platos vacíos.
Pero mientras se sientan, se dan cuenta del otro. Aunque fascinados, cada uno de ellos llega a la conclusión de que la vida es bastante complicada sin agregar una tensión hirviendo que nunca puede llevarse a la acción, porque los dos están demasiado ocupados pensando de dónde vendrá su próxima comida, pero cuando sus nombres son llamados y ambos son colocados en una larga lista de espera de un año para una vivienda permanente, de repente confiar en el otro parece como un plan B muy viable.
Y, oh, qué hermosos pueden ser los planes B.
Bueno, excepto por el psico del pasado de Harper que la persigue y, oh, sí, está el pequeño problema de que ninguno de ellos sabe que están enamorados del otro.
No hay necesidad de decir, que la vida de Callum y Harper se volvió un poquito más complicada.
“Un día, tú y yo vamos a despertar y todo va a estar bien. Tal vez no hoy, tal vez no mañana, pero algún día. Un día. Te lo prometo”. Callum Tate
Expulsados de sus hogares de acogida porque sufren la “enfermedad de tener dieciocho años” con nada más que un cheque de cien dólares por parte del gobierno y una palmadita en la espalda, se ven obligados a depender de un sistema que les ha fallado miserablemente.
Así que ellos se sientan. Se sientan dentro de la oficina de Servicios Sociales, esperando que sus trabajadores sociales digan sus nombres y les ofrezcan el milagro que saben nunca llegará pero se sientan de todos modos porque no tienen otro lugar a dónde ir, ninguna otra opción en sus muy literales y figurativos platos vacíos.
Pero mientras se sientan, se dan cuenta del otro. Aunque fascinados, cada uno de ellos llega a la conclusión de que la vida es bastante complicada sin agregar una tensión hirviendo que nunca puede llevarse a la acción, porque los dos están demasiado ocupados pensando de dónde vendrá su próxima comida, pero cuando sus nombres son llamados y ambos son colocados en una larga lista de espera de un año para una vivienda permanente, de repente confiar en el otro parece como un plan B muy viable.
Y, oh, qué hermosos pueden ser los planes B.
Bueno, excepto por el psico del pasado de Harper que la persigue y, oh, sí, está el pequeño problema de que ninguno de ellos sabe que están enamorados del otro.
No hay necesidad de decir, que la vida de Callum y Harper se volvió un poquito más complicada.
“Un día, tú y yo vamos a despertar y todo va a estar bien. Tal vez no hoy, tal vez no mañana, pero algún día. Un día. Te lo prometo”. Callum Tate
2. THOMAS Y JANUARY
"La gente cruzaba la calle cuando me veía. No estoy muy seguro de por qué era eso. Quiero decir, está bien, yo podría haberme visto un poco intimidante si estaba siendo sincero contigo. Había cambiado desde Nueva York. Nueva York representó una vida que no era real, no verdadera, de todos modos. No, Nueva York fue el "enamorado, joven, inmaduro, idiota" lado de Tom. "El Tie-Dye Tom de la ciudad de Nueva York" no existe más. El Tie-Dye Tom estaba muerto".
January Mac Lochlainn piensa que ella es su propio peor enemigo.
"Renuncie a Berkeley. Tire a la basura una beca completa. ¿Planes, me preguntas? ¿Qué planes?"
Pero ambos están equivocados.
Tom se me acercó lentamente y se encontró conmigo bajo la luz sobre la calzada de piedra. Se inclinó sobre mí tan de cerca, que mi cuello se estiró para ver su rostro. Su expresión era de confusión mientras estudiaba la mía.
─¿Qué es hay de ti?, ─Me preguntó.
Tragué saliva. ─¿Qué quieres decir?, ─Le susurré, cerrando mis ojos y tragando de nuevo, mis respiraciones convirtiéndose en laboriosas.
Levantó la mano y arrastró el dorso de sus dedos a través de mi mandíbula tan ligeramente que apenas los sentía, pero me hizo sentir mareada al mismo tiempo.
─¿Cómo puedes ser así de extraordinaria, January MacLochlainn? ─Él se acercó más, una mirada de pura frustración e ira iluminó sus ojos y apretó los labios. ─¿Y por qué no pude haberte conocido antes me darme cuenta que no quería a nadie... nunca más?
La vida de Thomas y January nunca será igual otra vez..., les guste o no.
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